Educar emocionalmente significa enseñar a las personas, especialmente desde la infancia, a reconocer, comprender, expresar y gestionar sus emociones de manera adecuada. También implica desarrollar habilidades sociales que les permitan relacionarse de forma saludable con los demás.
En otras palabras:
Es una educación que va más allá del conocimiento académico, y que busca formar personas emocionalmente inteligentes, capaces de enfrentar los retos de la vida con equilibrio, empatía y responsabilidad.
Objetivos de la educación emocional:
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Reconocer las propias emociones y las de los demás.
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Expresar sentimientos de forma adecuada.
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Manejar el estrés, la frustración, la ira, etc.
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Desarrollar la empatía y la autoestima.
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Mejorar las relaciones interpersonales.
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Tomar decisiones responsables.
¿Por qué es importante?
Porque las emociones influyen en:
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El aprendizaje.
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La convivencia.
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La salud mental.
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La resolución de conflictos.
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El bienestar personal y social.
Educar emocionalmente es, en definitiva, preparar para la vida, no solo para pasar exámenes.