Presidente de la República Gabriel Boric Font se refiere al resultado del plebiscito constitucional

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Compatriotas:

Hoy ha hablado el pueblo de Chile y lo ha hecho de manera fuerte y clara.

Nos ha entregado dos mensajes. El primero es que quiere y valora a su democracia. Que confía en ella para superar las diferencias y avanzar. Y eso lo confirma este proceso electoral que ha tenido la mayor convocatoria de ciudadanos y ciudadanas en las urnas en toda nuestra historia. A nombre de todo Chile, le agradezco al SERVEL, a las Fuerzas Armadas y a Carabineros, a quienes fueron vocales de mesa y apoderados, y a todos las y los ciudadanos que han participado el día de hoy. En Chile, en nuestro país, las instituciones funcionan.

Este 4 de septiembre la democracia chilena sale más robusta. Así lo ha visto y reconocido el mundo entero: un país que en sus momentos más difíciles opta por el diálogo y los acuerdos para superar sus fracturas y dolores. Y de esto compatriotas, debemos estar profundamente orgullosos.

Por eso también quiero hacer un reconocimiento a todos y todas quienes han participado en este largo camino de décadas. Estoy seguro que el esfuerzo realizado no será en vano, pues así es como mejor avanzan los países, aprendiendo de su experiencia y cuando es necesario volviendo sobre sus huellas para buscar nuevas rutas.

El segundo mensaje del pueblo chileno es que no quedó satisfecho con la propuesta de Constitución que la Convención le presentó a Chile, y por ende ha decidido rechazarla de manera clara en las urnas. Esta decisión de los chilenos y chilenas exige a nuestras instituciones y actores políticos que trabajemos con más empeño, con más diálogo, con más respeto y cariño, hasta arribar a una propuesta que nos interprete a todos, que dé confianza, que nos una como país. Y allí, el maximalismo, la violencia y la intolerancia con quien piensa distinto deben quedar definitivamente a un lado.

Como Presidente de la República, recojo con mucha humildad este mensaje y lo hago propio.

Y es que hay que escuchar la voz del pueblo, no sólo de este día sino de todo lo acontecido en estos últimos años intensos que hemos vivido. No olvidemos por qué llegamos hasta aquí, ese malestar sigue latente y no podemos ignorarlo. También, quienes hemos sido históricamente partidarios de este proceso de transformación, debemos ser autocríticos sobre lo obrado. Los chilenos y chilenas han exigido una nueva oportunidad para encontrarnos, y debemos estar a la altura de este llamado.

Por ello es que me comprometo a poner todo de mi parte para construir, en conjunto con el Congreso y la sociedad civil, un nuevo itinerario constituyente que nos entregue un texto que, recogiendo los aprendizajes del proceso, logre interpretar a una amplia mayoría ciudadana. Y sé que en eso todos y todas nos van a acompañar.

Con este fin, mañana a primera hora me reuniré con los presidentes de ambas Cámaras y con otras autoridades de la República para avanzar lo más rápidamente en esa dirección y, durante la próxima semana, llevaremos adelante una ronda de conversaciones para recoger las propuestas de los distintos sectores que se han comprometido ante el país con establecer un nuevo Proceso Constituyente.

Con varios de ellos ya hemos conversado y, más allá de las legítimas diferencias, sé que prevalece la voluntad de diálogo y encuentro. No podemos dejar pasar el tiempo ni enfrascarnos en polémicas interminables. Y es que nuestros compatriotas, quienes nos están viendo hoy día en sus casas, no entenderían que los responsables políticos, en lugar de atenuar sus incertidumbres, se las acentuáramos.

Hago, por tanto, un honesto llamado a todas las fuerzas políticas a poner a Chile por delante de cualquier legítima diferencia, y acordar a la brevedad los plazos y bordes de un nuevo proceso constitucional. Contarán conmigo plenamente para la tarea de facilitar este entendimiento del que, por cierto, el Congreso Nacional deberá ser el gran protagonista.

Estamos, compatriotas, frente a un desafío histórico y los desafíos históricos, sabemos, nunca son sencillos. Tenemos la oportunidad presente de erigir las bases de un nuevo Chile, que recogiendo lo mejor de nuestra historia, nos embarque en un recorrido que nos fortalezca como país y como comunidad. Ya antes hemos superado divisiones difíciles y heridas profundas. Lo hicimos en 1818, en 1859 y en 1891. Lo hicimos también en 1925 después de años turbulentos. Nos reencontramos en 1988 después de años de enfrentamiento y oscuridad. Hoy lo volveremos a hacer. No tengo ninguna duda de ello.

Y no partimos de cero, son muchos los acuerdos que hoy día tenemos. Sabemos que en nuestra patria hay injusticias, hay abusos y desigualdades que deben ser enfrentadas, no las podemos negar ni esconder. Sabemos también que las mujeres de nuestra patria no dejarán nunca más de ser protagonistas. Que los niños, niñas y adolescentes deben ser escuchados. Y sabemos que debemos respetarnos en nuestras discrepancias. Sabemos también que tenemos una cultura, tradiciones y símbolos que debemos respetar y honrar.

Chilenos y chilenas:

Somos una patria hermosa y hermosa es su gente que le da vida, la que hoy nos ha dado un mensaje contundente para que ahora sí, nos pongamos de acuerdo. Debemos tener perspectiva histórica, pues los anhelos de cambio y dignidad compartida habitan en las mentes y corazones de la inmensa mayoría de chilenos y chilenas, y nuestro compromiso como Gobierno es continuar trabajando por ello de manera inclaudicable.

Pero sabemos también que los desafíos de nuestro país no se agotan en la cuestión constitucional. Como Gobierno tenemos la obligación de atender las demandas de nuestros compatriotas en su vida diaria. Sé que esperan respuestas y soluciones contundentes ante la inseguridad, la violencia en el sur, el déficit de viviendas, el aumento del costo de la vida, la falta de apoyo a los cuidados, la reactivación de nuestra economía, las eternas listas de espera en salud, la calidad de la educación y las bajas pensiones.

Hacer frente a estos importantes y urgentes desafíos requerirá prontos ajustes en nuestros equipos de Gobierno para enfrentar este nuevo período con renovados bríos. Pueden tener la tranquilidad que el camino a una nueva Constitución jamás será obstáculo para dar respuesta a las urgencias que ustedes nos han planteado.

Hoy, Chile ha demostrado ser exigente y confiar en la democracia. Tenemos todos y todas que estar a la altura de este mandato. Por esto llamo de corazón a toda la ciudadanía, independiente de la opción que cada uno haya tomado en el plebiscito de hoy, a abordar juntos y unidos la construcción del futuro, porque es un futuro esplendor el que nos espera.

Ustedes lo saben, es cuando actuamos en unidad, cuando sacamos lo mejor de nosotros mismos. A eso, a volver a encontrarnos para hacer grande a nuestra patria, es a lo que les invito.

Un abrazo grande,

¡Qué viva Chile!